Los agricultores damnificados se vuelcan en la limpieza de calles con sus tractores y costeando el carburante mientras esperan ayudas tras mil millones de pérdidas
Los agricultores valencianos reclaman ayudas más cuantiosas para paliar un desastre con un impacto que se prolongará años para el sector.
De entrada, el balance provisional de daños se sitúa entre 800 y algo más de 1.000 millones de euros, pero los efectos devastadores de la riada tendrán un impacto a medio plazo, por ejemplo, debido a la denominada «asfixia radicular». En esos miles de hectáreas anegadas anormalmente por la avalancha, se produce una falta de oxígeno en la tierra, lo que afecta a las raíces y acaba matando a las plantas.
Además de la proliferación de hongos y la tendencia a causar que se pudra todo. Los portavoces agrarios han puesto el foco, además, en los daños a infraestructuras de todo tipo, que se tardará mucho tiempo en recuperar.
«Las zonas más afectadas son las comarcas de la Ribera Alta, Horta Sud, Foia de Bunyol, Els Serrans, algo del Camp del Turia y Utiel-Requena, y intentamos que lo que se recaude vaya primero a algunas explotaciones que lo han perdido todo, incluida la maquinaria», señala como prioritario Carles Peris, secretario general de La Unió Llauradora i Ramadera.
Este martes, han anunciado en un comunicado que solicitan a la Generalitat que ponga en marcha de forma urgente un plan con ayudas y medidas, dotado con un presupuesto suficiente, para recuperar la capacidad productiva del campo valenciano tras la DANA y que complemente el aprobado ya por el Gobierno de España.
En concreto, piden las bases reguladoras para disponer de ayudas directas con fondos propios destinadas a los titulares de explotaciones agrícolas y ganaderas que se hayan visto afectadas por esta «situación catastrófica» y que permita restaurar la capacidad productiva de las explotaciones dañadas.
Hay daños tanto en bienes comunales como en los particulares de las parcelas de cultivo. Se observan destrozos en caminos rurales y márgenes, instalaciones de riego, márgenes y muros de contención en bancales, rotura de acequias, casetas de aperos, maquinaria, invernaderos, espalderas de viñas, aterramiento en campos y caminos; además de arrastres con pérdida de plantaciones.
La Unió considera que las principales pérdidas de esta DANA son estructurales y se centran en las infraestructuras agrícolas, con la mayor urgencia en facilitar el acceso a explotaciones y poder realizar las tareas de adecuación y recuperación productiva mediante la limpieza de los campos.
El impacto en los cultivos también deja un «reguero» de pérdidas. Los cultivos con mayor afección son los cítricos, caquis y las hortalizas, viveros y plantas ornamentales y en menor medida el viñedo, hasta el punto de que piden un plan de reconversión de algunos cultivos que han perdido el arbolado.
La Unió también solicita a la Conselleria de Agricultura el reparto gratuito de fungicidas para evitar enfermedades en los árboles ante el exceso de humedad.